Que la cultura no es el fuerte de los gobiernos municipales -salvo honrosas e históricas excepciones- es algo que no hace falta recordar. En los presupuestos anuales no destaca nunca este apartado por el montante que se le destina -ni tampoco al arbolado, por cierto-. Pero ya el desinterés parece haber tocado fondo. La falta de espacios culturales es un déficit que se viene arrastrando sin que nadie le ponga remedio, y los colectivos que se movilizan y desarrollan iniciativas tienen que buscar un lugar donde poder hacerlas. El Auditorio Manolo Sanlúcar se ha convertido en algo sagrado, el centro cultural La Victoria está mal e infrautilizado, y ya solo queda la biblioteca para según qué uso.
Menos mal que ha surgido la Casa de Extremadura, las asociación El Candil, que lleva años trabajando en esta ciudad y que ha puesto su nueva sede en la calle San Jorge a disposición de varias entidades para que desarrollen sus propuestas. Presentaciones, charlas y debates, teatro… todo tiene cabida en esta sala que se ha convertido, afortunadamente, en el gran espacio cultural de Sanlúcar. Gracias, de corazón, a estos extremeños sanluqueños.